La Asamblea General de la ONU aprobó este martes, 2 de abril el Tratado sobre el Comercio de Armas (TCA) en una histórica votación que pone fin a largo proceso negociador que comenzó hace más de una década.
La firma del Tratado es el resultado del trabajo durante años de las organizaciones de la sociedad civil y de algunos Estados que han logrado que esta cuestión fuera abordada en Naciones Unidas. Ha sido un proceso largo, plagado de incertidumbres, bloqueos y oposiciones, que finalmente ha dado sus frutos.
Es el primer Tratado de Comercio de material militar convencional, capaz de regular la venta ilícita de armas, un mercado que mueve entorno a unos 60.000 millones de dólares al año y favorece la violación sistémica de los derechos humanos. El tratado obliga a todos los gobiernos a evaluar el riesgo de transferir armas, municiones o componentes a otros países donde puedan ser utilizados para cometer o facilitar violaciones del derecho internacional humanitario y de los derechos humanos. El Tratado adoptado afecta a las principales categorías de armas convencionales, incluidas las armas pequeñas y las armas ligeras, que producen cantidades ingentes de víctimas civiles y proliferan en países con conflictos de baja intensidad y en situaciones de violencia armada. El Tratado también incluye la prohibición de exportar armas a países que utilicen la violencia sexual como arma de guerra, mostrando los vínculos entre el comercio de armas y las violaciones masivas registradas en algunos conflictos.
El documento fue aprobado por mayoría y no por consenso, como se esperaba, con 154 votos a favor, 3 en contra –Irán, Siria y Corea del Norte- y 23 abstenciones. El Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon abrirá el proceso de ratificación a partir del 3 de junio. Aunque el Tratado no frena de forma inmediata la exportación de armas y tendrá que ser ratificado a partir del 3 de junio por los Estados, es un primer paso para la regulación del comercio de armas, que tanto sufrimiento y dolor genera entre la sociedad civil.
Desde WILPF España queremos mostrar nuestra satisfacción por los resultados alcanzados, que ponen las bases para ir construyendo un mundo más pacífico y reconocer el trabajo de las organizaciones que tan duramente han trabajado estos años para que esto se lograse.